• Por curiosidad. Ocurre en especial con los cachorros y los perros jóvenes, que pueden comer pasto simplemente porque les gustó el sabor, el olor y/o la textura. O porque están aburridos.

 

  • Si les duele el estómago. Hay pastos que son muy ásperos e irritantes. A estas especies recurren los perros para auto producirse el vómito cuando tienen algún tipo de malestar como acidez o molestia a nivel del estómago. Buscan los pastos agresivos a la mucosa gástrica para automáticamente poder vomitar.

 

  • Como complemento nutricional. No les resulta imprescindible, pero a veces comen pasto para incorporar fibras y nutrientes a su dieta. Es un simple hábito alimentario, como si sumaran una ensalada a su menú. Las fibras, además, favorecen su proceso digestivo.

 

  • Purga digestiva. Como un instinto natural de supervivencia, suelen elegir pastos muy suaves que pasan a lo largo de su aparato digestivo sin irritarlo y les sirve para hacer una limpieza intestinal.

 

  • Para extraer un cuerpo extraño. Si por accidente un perro se comió una piedra o una pelotita que le produce malestar de estómago, el césped áspero le genera un efecto irritante de las paredes digestivas que aumenta la secreción de líquidos y lo ayuda a despedir a través del vómito el cuerpo extraño.

 

  • Simplemente para refrescarse. Los días de lluvia, o aprovechando el rocío de las primeras horas de la mañana, algunos canes ingieren pasto mojado para lograr una sensación de frescura en la boca.